viernes, 13 de marzo de 2009

Dibujito :B


El dibujito abre sus pequeños ojos y observa, trazo de alguien inseguro, plasma deseos de correr. Dibujito se desplaza, recorre con sus finos pies de crayón este plano blanco, reino de su ingenuidad. Él no conocerá límites, pues eso es para los tontos y dibujito sabe que el tiene más herramientas que cualquier persona mayor. Él es capaz de subir montañas y bajarlas, de un borrón; podrá navegar mares de tinta celeste y probablemente sean los más hermosos mares que jamás existirán, y ¡él podrá!, podrá nadarlos y ahogarse en ellos. Meterá sus manitos de lápiz en lagos con mil peces voladores, subirá a la luna para comer estrellas con queso de cráter o jalea de estrella fugaz y bajará en una mariposa de luz, a dormir bajo el árbol que tiene manzanas y duraznos en sus raíces.
El dibujito, con calma de trazo fino, llega al borde de la hoja para descubrir con sorpresa de fibrón que no puede ir más allá. Pero más allá todo es tan gris, es como si alguien dibujara penas y desconsuelos cada vez más nítidos, pero que nadie se atreve a borrar. Y no le importa al dibujito. Porque su sonrisa de pincel sabe que en este, su reino de papel, todo es posible. Y cada lágrima de tinta china podrá ser borrada, y cada monigote nuevo será alguien especial para conocer y jugar. Entonces, ¿por qué más allá de la hoja todos se empeñan en dibujar tristezas? Si todo esto le pasa a un dibujito (mi dibujito) en una hoja de papel, ¿por qué en este otro mundo, igual de maravilloso, no puede pasar lo mismo? ¿Por qué no encontrar la felicidad con cosas tan simples? ¡Ay, dibujito! Mamarracho de alegría, quiero una goma gigante para borrar estos trazos de tristeza de esta vida.

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